Al iniciarse el siglo, los recursos naturales, sometidos a presiones cada vez mayores, amenazan la salud pública y el desarrollo. La escasez de agua, el agotamiento de los suelos, la pérdida de bosques, la contaminación del aire y del agua y la degradación de las costas afectan adversamente a numerosas zonas. A medida que la población del mundo crece, el logro de mejores niveles de vida sin destruir el medio ambiente es un reto global.
Actualmente, casi todas las economías desarrolladas consumen recursos naturales sin darles tiempo para regenerarse. La mayoría de los países en desarrollo con rápido crecimiento de la población enfrentan la urgente necesidad de mejorar los niveles de vida. Cabe preguntarse, pues, si mientras explotamos la naturaleza para satisfacer las necesidades del momento, no estamos destruyendo los recursos necesarios para el futuro.
El medio ambiente está empeorando
En todos los sectores ambientales, las condiciones durante este último decenio no han mejorado o han estado empeorando:
Salud pública. El agua contaminada, junto con el saneamiento deficiente, causa la muerte de más de 12 millones de personas por año, la mayoría de ellas en países en desarrollo. La contaminación del aire causa la muerte de casi 3 millones más. Los metales pesados y otros contaminantes también causan problemas de salud muy extendidos.
Suministro de alimentos. ¿Habrá alimentos suficientes para todos? En 64 de los 105 países en desarrollo estudiados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la población ha estado creciendo más rápidamente que los suministros de alimentos. A causa de las presiones de la población se han degradado unos 2.000 millones de hectáreas de tierra arable, un área del tamaño de Canadá y Estados Unidos.
Agua dulce. La disponibilidad de recursos de agua dulce es limitada, pero la demanda sube desmesuradamente a medida que crece la población y se eleva el consumo per cápita. En 2025, cuando según las proyecciones la población mundial llegará a los 8.000 millones, la escasez de agua se hará sentir en 48 países con un total de 3.000 millones de habitantes.
Costas y océanos. La mitad de los ecosistemas costeros están sufriendo la presión de la alta densidad de población y el desarrollo urbano. En los mares de todo el mundo sube la marea de la contaminación. Las pesquerías oceánicas se explotan excesivamente y la captura de peces ha bajado.
Bosques. Se ha perdido ya casi la mitad de la cubierta forestal original del mundo, y todos los años se cortan, nivelan o queman otros 16 millones de hectáreas. Los bosques suministran anualmente más de US$400.000 millones a la economía mundial y son de importancia vital para el mantenimiento de ecosistemas sanos. No obstante, la demanda actual de productos forestales excedería en un 25% el límite para un consumo sostenible.
Diversidad biológica. La diversidad biológica de la tierra es de importancia crucial para la vitalidad continua de la agricultura y la medicina, y quizá incluso para la vida misma en este planeta. Pero las actividades humanas están ocasionando la extinción de muchos miles de especies vegetales y animales. Se estima que dos de cada tres especies están decayendo.
Cambios climáticos mundiales. La superficie de la tierra se está calentando a causa de las emisiones gaseosas de efecto invernadero, provenientes en gran parte de la quema de combustibles fósiles. Si la temperatura mundial se eleva de acuerdo con las proyecciones, el nivel de los mares se elevaría varios metros, causando extensas inundaciones. El calentamiento atmosférico mundial también podría causar sequías y perturbar la agricultura.
Hacia un mundo habitable
La manera de conservar o maltratar el medio ambiente podría determinar si los niveles de vida han de mejorar o deteriorarse. El número creciente de habitantes, la expansión urbana y la explotación de los recursos no presagian nada bueno para el futuro. Si no se practica un desarrollo sostenible, la humanidad encara la deterioración del medio ambiente y puede incluso provocar un desastre ecológico.
Adopción de medidas. Ahora mismo pueden tomarse muchas medidas que lleven a la sostenibilidad. Entre ellas, usar más eficientemente la energía; administrar mejor las ciudades; eliminar gradualmente las subvenciones que fomentan el despilfarro; aprovechar los recursos hídricos y proteger las fuentes de agua dulce; recolectar los productos forestales en lugar de destruir los bosques; conservar las tierras arables y aumentar la producción de alimentos mediante una segunda “revolución verde”; ordenar las zonas costeras y las pesquerías oceánicas; proteger las áreas de biodiversidad críticas (“hotspots”), y adoptar una convención internacional sobre los cambios climáticos.
Estabilización de la población. Si bien el crecimiento de la población se ha desacelerado, el número absoluto de habitantes continúa aumentando, a razón de aproximadamente 1.000 millones cada 13 años. El crecimiento más lento de la población ayudaría a mejorar los niveles de vida y daría más tiempo para proteger los recursos naturales. A la larga, para mantener niveles de vida más altos, el tamaño de la población mundial debe estabilizarse.
El crecimiento de la población ha alcanzado ya prácticamente el punto máximo de transición que llevará a una estabilización de la población en un futuro previsible, situándose el período de transición entre 1965 y 2050. Esta transición es notablemente corta, sobre todo si la comparamos con los millones de años de nuestra historia y, sin embargo, casi una décima parte de todos los seres humanos que han existido van a vivir este período de cambio rápido. El ritmo y la amplitud de esta transición se debe a interacciones en la población mundial y son el resultado de un comportamiento complejo de un sistema de dinámica claramente no lineal. Durante este período de ochenta y cinco años, la población del mundo se multiplicará por tres y envejecerá notablemente. Es indiscutiblemente el período más crítico y singular por el que nunca haya pasado la humanidad, que a lo largo de su historia siempre ha seguido un patrón de crecimiento estable y continuo. Este patrón está evolucionando ahora muy rápidamente hacia el de una población estabilizada. De hecho, es simplemente imposible evolucionar más de prisa desde el nacimiento hasta la saturación (excepto a través de una guerra nuclear total o de la intervención extraterrestre), y este cambio rápido ha de tenerse en cuenta para poder entender los problemas con los que se enfrenta el mundo en la actualidad.
Desde la conferencia de Río de Janeiro sobre Desarrollo y Medio Ambiente, en 1993, el concepto de desarrollo sostenible ha surgido como un hito significativo en el debate internacional sobre los problemas del mundo. Cinco años más tarde tuvo lugar otra conferencia en Nueva York para hacer balance de los resultados: en ella se revelaron algunas dificultades, con la aparición de diferente actitudes frente al desarrollo y el medio ambiente entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo. El consenso alcanzado en Río de Janeiro se encuentra ahora en peligro; es preciso examinar las razones que subyacen bajo las diferentes actitudes, teniendo siempre en cuenta la transición demográfica.